
Huipil istmeño de cadenilla: cómo es este bordado
El huipil istmeño de cadenilla es una pieza importante en México, que representa la historia, sueños, ritos y mitos mediante muchas formas geométricas de variados colores. Dicha pieza tiene como particularidad principal el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca.
En ese sentido, es fabricado por artesanas de diversas regiones del municipio antes mencionado. Hasta ahora, no hay señales exactas que indiquen su origen, sin embargo, es muy popular en las vestimentas mexicanas. Por consiguiente, te invitamos a seguir descubriendo más sobre dicho bordado.
Geometría del Huipil istmeño de cadenilla
Cada pieza del huipil istmeño de cadenilla cuenta con impresionantes trazados geométricos bien marcados. Valiéndose de la sobreposición de las capillas, este tipo de bordados es logrado ingeniosamente por parte de las artesanas que elaboran tales prendas.
Asimismo, ellas, van creando muchos y variados juegos de texturas. También existen representaciones que hacen de cada pieza un modelo único, original y muy llamativo.
Técnica empleada
El método usado para el huipil istmeño de cadenilla se dio a conocer en México al inicio del siglo XX. Esto gracias al ingreso de la máquina de costura con cadeneta.
Por ello, al emplearse tantas veces en las vestimentas mexicanas se fue convirtiendo en una pieza popular. Esto sobre todo por las delineaciones geométricas bien marcadas que le fueron popularizando, gracias a que:
- Anteriormente, el huipil sin cadenilla era utilizado con corte bajo, todo a causa del clima del momento. De manera que, la primera prenda era generalmente elaborada con telas de cinturas hechas con hilos de algodón, pintado con grana y también añil púrpura.
- La fabricación para el siglo XIX se fue expandiendo progresivamente a nivel mundial. Y por ende, el Istmo Tehuantepec no fue la excepción, ya que, en 1850, comenzaron a obtener máquinas que habían automatizado el punto de cadenilla.
- El huipil istmeño de cadenilla consiste en una puntada para bordar que, aparentemente, tiene su origen en Europa. Este, elaborado a mano, resulta un trabajo bastante complejo. Para el momento las máquinas tenían dicha puntada y esta era activada cuando se pulsaba el pedal.
- Al inicio, la puntada de cadenilla fue usada para juntar telas. Pero con el transcurrir del tiempo esta técnica creció y dio paso a las representaciones geométricas que se conocen actualmente.
De modo que, de ser una puntada útil pasó al embellecimiento de las prendas. Las telas que se emplean hoy día son industriales, y por ende, son más amplias, puesto que resulta innecesario unirlas.
Elaboración del huipil istmeño de cadenilla
Para la elaboración del huipil istmeño de cadenilla artesanal se necesitan dos lienzos de telas. Esta tela relucirá de frente, por ello a continuación mencionamos las más populares como lo son:
- Terciopelo de variados colores. Azul marino, verde, negro, color vino con flores blancas y pequeñas.
- Piel de ángel. Existe gran diversidad y generalmente son telas sintéticas.
- Algodón. Resulta un lienzo de bajo coste, puede ser una popelina, ya que es suave y ligera. Esta va en el interior de la prenda, algunos le conocen como “forro” y cuenta con dos funciones.
La primera consiste en servir como soporte a la cadenilla, puesto que se trata de un bordado pesado. Y la segunda tiene como objetivo, conservar la frescura del torso.
El huipil istmeño de cadenilla puede bordarse en dos formas diferentes, en negativo o al revés. Es decir, la persona que borda, no podrá ver cómo van quedando las figuras o patrones de la parte frontal. Solo la verá después de que concluya el trabajo, por ello, las marcas se realizan en el “forro”.
Máquina para bordar
En tiempos pasados, las máquinas de cadeneta eran imperceptibles, ya que solo trazaban algunos puntos de ubicación encima de la tela. Así que, la bordadora calculaba lo siguiente mediante conteos mentales:
- Medidas
- Distribución de colores
- División
Actualmente, existen diversos modelos de máquinas, por lo que no se tiene tanto dominio del espacio. En ese sentido, si cuentas con un huipil novedoso y lo volteas podrás observar las marcas de pluma en formas de rayas, triángulos y cuadros.
Cuando ya se marque el huipil se comienza a deslizar el lienzo bajo la aguja de la máquina, es decir, en forma de vaivén. Y aunque los hilos comunes son de color rojo, amarillo y negro, hoy en día existen grandes probabilidades de realizar combinaciones. Esto debido a que hay hilos de todos los colores.
Manipular la máquina correctamente
Es fundamental que la persona que hace el bordado, pueda controlar la tensión de los hilos sobre el lienzo. Igualmente, la tela no debería de quedar arrugada a orilla de cada golpe, tampoco la cadenilla puede presentar puntadas flojas.
El huipil istmeño de cadenilla puede hacerse en tan solo una semana, si se trata de un modelo sencillo. También puede hacerse en dos meses, si resulta complicado, todo dependerá en gran medida de la complejidad del traje.
Variedades de huipil
En general, los huipiles del Istmo de Tehuantepec son similares. Telas industriales rectangulares con hilos de seda y modelos geométricos distribuidos de forma ordenada a lo ancho y largo del torso. No obstante, en México cada pueblo tiene su manera de usarlo. Por ejemplo, en San Blas Atempa se utiliza muy corto.
Por otra parte, en San Juan Gichicovi (centro principal de producción del huipil istmeño de cadenilla), las mujeres de avanzada edad emplean lienzos hechos con telas de cintura de color morado o rojo. Además, con la cadenilla puesta en dos líneas verticales similares.
De igual manera en Juchitán, Tehuantepec, Ixtaltepec y otros pueblos cercanos, la cadenilla forma tres cuadrados. Y resulta prácticamente igual en el frente que en la parte de atrás.
Importancia del huipil istmeño de cadenilla en la cultura mexicana
El huipil istmeño de cadenilla representa la cultura mexicana en su máximo esplendor. Esta prenda encierra códigos y textos que, de alguna forma, cuentan su rica historia.
Es una pieza que, además de vestir, contribuye a mantener viva, generación a generación, su tradición autóctona. En definitiva, representa una fusión entre simbolismo, detalle y belleza.