
Por qué es especial el huipil chinanteco
El huipil chinanteco es más que una vestimenta tradicional de las mujeres oaxaqueñas. Esta pieza ancestral se elabora de forma artesanal en telar de cintura. Así que representa la expresión simbólica de una cultura llena de magia que se mantiene viva en el tiempo.
Esta prenda es conocida por ocultar entre sus hilos toda una simbología llena de color, cuya elaboración puede llevar varios meses. Pero, ¿qué hace a este huipil tan especial? Si quieres saber la respuesta, te recomendamos leer este artículo. Así que aquí te dejamos algunos de sus secretos para conocer un poco más de la cultura e historia mexicana.
¿Cómo se crea el huipil chinanteco?
Para empezar, debemos decir que la elaboración del huipil chinanteco es un arte femenino. Las técnicas y secretos para crear uno de los huipiles más bellos de México han pasado de una generación a otra, de abuelas a hijas y nietas.
Esta vestimenta tradicional consiste en una sola pieza de tela que se dobla para hacer un agujero para la cabeza. Además, esta abertura se concibe como una boca. Por esto es que se decora con motivos y detalles que simbolizan los dientes.
Desde tiempos inmemoriales, las mujeres han sido las encargadas del proceso de confección de estas prendas y de muchas otras. Ellas seleccionan, limpian e hilan el algodón para luego transformarlo en lienzos, huipiles, vestidos, manteles, cojines y muchas otras piezas, usando un telar de cintura.
Tejer el lienzo se toma entre 15 días y un mes; luego, este lienzo se borda a mano, lo que demora unos 5 o 6 meses. Esto significa que hacer un huipil toma aproximadamente 7 meses, dependiendo de la complejidad del bordado. Una tejedora puede hacer un huipil completo si domina las dos fases de creación, pero es frecuente que una artesana teja el lienzo y otra lo borde.
Un lienzo que habla de tradición
Los huipiles chinantecos han sido, a través del tiempo, una expresión de las costumbres y tradiciones de la Chinantla Oaxaqueña y sus 17 municipios. Algunos de los ejemplos de esto son los siguientes:
- Cuando una pareja chinanteca anunciaba su casamiento, la madre del novio daba la bienvenida a su futura nuera tejiéndole un huipil. De esta manera, daba su aprobación a la elección de su hijo en la familia.
- El huipil solía utilizarse solo en dos ocasiones. Una de ellas era para casarse y la otra como mortaja el día de la muerte.
- Las mujeres casadas de Ojitlán suelen llevar un pequeño rectángulo negro a la altura del pecho en su huipil; mientras que el de las solteras es rojo.
No existen textos para enseñar este arte; las maestras en telar y bordado lo aprendieron viendo a otras mujeres de su familia trabajar. Aprendieron mediante la observación y su capacidad para retener en la memoria cada movimiento de los dedos y cada diseño.
Hoy en día, las tejedoras son casi todas mujeres de la tercera edad que esperan transmitir sus conocimientos ancestrales a las nuevas generaciones.
Simbología y espiritualidad en el huipil chinanteco
Este huipil resulta más que un traje o la representación típica de una región. El factor que le da el verdadero valor es que se trata de un lienzo donde las mujeres chinantecas plasman la espiritualidad y la visión del mundo de sus antepasados.
Cada traje, elaborado de forma minuciosa, relata la manera en la que los ancestros veían el mundo, la naturaleza, el trabajo y el arte. Muestran cómo fueron transmitidos conocimientos relacionados con el cultivo de la tierra y formas de organización social a los nativos de la región. Además, esta era una labor hecha por los guardianes de los dioses.
Por otra parte, durante mucho tiempo, se vio a las tejedoras como seres que compartían algo de la divinidad de sus antepasados. Sobre todo, personas especiales que no solo plasmaban el legado de estos en los huipiles, sino algo de su propia identidad. Se decía que la destinataria del huipil recibía parte de la esencia de la tejedora y de su visión del mundo.
¿Qué nos dice cada huipil?
Cada huipil chinanteco lleva un mensaje hecho de símbolos geométricos, florales o de animales con diferentes significados. En San Felipe Usila suele bordarse un águila de dos cabezas que personifica el nacimiento del sol y la luna, en alusión al origen de la vida. Esta imagen puede significar protección o castigo; esto depende de su ubicación en el traje y los elementos añadidos.
En Valle Nacional, por otro lado, las maestras tejedoras plasman la identidad local a través de árboles de la vida. Su tipo varía según la edad de la mujer que usará el huipil y el evento. Cada árbol tiene un significado especial y, a continuación, te vamos a mencionar los que puedes encontrar.:
- Árbol del compromiso
- Árbol de la primavera
- Árbol del matrimonio
- Árbol de la cosecha
- Árbol desparramado
- Árbol escarabajo
- Árbol del desparramado
- Árbol de las tres regiones
¿Otros símbolos? Podemos encontrar el «Uo», un rombo bordado en medio del pecho, donde las creencias chinantecas consideran que reside el espíritu. Esta figura geométrica se coloca en medio de 4 grecas que representan los puntos cardinales. También están las serpientes emplumadas, seres mitológicos que evolucionaron de reptiles a aves para custodiar a los dioses.
Huipil chinanteco: guardián de la cultura mexicana
Las artesanías de cada sector de la Chinantla plasman en sus lienzos símbolos y figuras que expresan su identidad, costumbres y creencias particulares. A pesar de su belleza y laboriosidad, el huipil es más que una propuesta estética o una vestimenta típica. El huipil chinanteco guarda de la memoria colectiva de Oaxaca y custodio de su identidad.
Eso es lo que lo hace tan especial, no solo para la Chinantla y Oaxaca, sino para México y sus generaciones futuras. Después de todo, esta consiste en una prenda de origen prehispánico que sobrevivió a la colonización y al tiempo; por eso, está para quedarse en el alma de las mujeres de la región.